Litigio penal

Compartir en  

En el aniversario de la desaparición de Ángel Quintero, compartimos la carta que su familia dirigió al general (R) Mauricio Santoyo, quien estaría implicado en este crimen.

Viernes 08 de octubre de 2021

Desde el exilio, 6 de octubre de 2021

Carta pública a:

Mauricio Alfonso Santoyo Velasco.

Exgeneral de la Policía Nacional

Bogotá D.C.

 

 Asunto: Carta pública en memoria de mi padre Ángel José Quintero, de Claudia Monsalve y otras víctimas con las cuales está relacionado el general (R) Mauricio Santoyo.

 

Nos dirigimos a usted públicamente Mauricio Alfonso Santoyo Velasco, porque el 6 de octubre del año 2000, ocurrió la desaparición de mi padre. En esa época usted comandó el Grupo de Acción Unificada por la Libertad Personal (Gaula) de Medellín.  Somos la familia de Ángel José Quintero Mesa, que fue detenido-desaparecido forzadamente en esa ciudad junto con Claudia Monsalve hace 21 años. Desde entonces los buscamos, esperamos y queremos saber qué pasó, por qué se ordenó desaparecer a nuestro padre y a Claudia, quiénes decidieron cometer el crimen, quiénes dieron las órdenes de cometerlo y quiénes las ejecutaron. Usted, por el cargo en el Gaula que ocupaba en esa época, por las declaraciones que sobre el tema han hecho varios paramilitares, y por el proceso que se le siguió y la condena que se le impuso en Estados Unidos, debe tener respuesta a estas preguntas.

Desde el exilio, y por este medio, le exigimos contar verdad, esa que usted conoce muy bien y que durante años se ha negado a revelar al país y a otras familias  víctimas de crímenes que también están relacionados con actuaciones que usted lideró desde el cargo que desempeñaba.  Su obligación, como miembro de un organismo del Estado y como ciudadano, es aportar con la verdad a la justicia colombiana, a las víctimas y a la sociedad en general. 

Su impresionante carrera en la Policía, que incluyó ser jefe de seguridad de Álvaro Uribe, presidente de la república de ese entonces, ha sido puesta en entredicho ante los diversos excesos y abusos que al parecer cometió durante el ejercicio de sus funciones: más de 1500 interceptaciones ilegales, los casos en donde está vinculado,  y una condena en los Estados Unidos por proveer información y apoyo a la oficina de Envigado y a grupos paramilitares desde los diversos cargos que ocupó

En junio de 2012, cuando a usted lo extraditaron hizo un acuerdo con las autoridades de los Estados Unidos, por el cual en un principio le redujeron los cargos y la pena de prisión a cambio de su colaboración efectiva con la justicia norteamericana. Nos preguntamos entonces: ¿Cuándo aportará a la justicia colombiana? ¿Por qué se niega a decirle la verdad  a su propio país? 

Desde su vinculación al proceso de mi padre y Claudia Monsalve, la Fiscalía remitió en varias oportunidades cartas rogatorias, con el fin de que compareciera ante la justicia colombiana, y su respuesta siempre fue que hasta que no llegara al país no colaboraría.  Señor Santoyo,  ahora que está en Colombia, ¿por qué no  ha revelado la verdad? ¿Está protegiendo a alguien con su silencio? ¿Qué le impide contar la verdad, contribuir a la justicia y a la reparación de las víctimas?

En la indagatoria que rindió a su llegada a Colombia usted negó su participación y/o conocimiento en los hechos, lo que genera aún más impunidad e incertidumbre en lugar de contribuir a la verdad.  Ahora, al pretender acceder a los beneficios de la Jurisdicción Especial para la Paz, esperamos que, de acuerdo con el reciente auto de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas, su compromiso con la verdad y la justicia finalmente se haga realidad con la entrega decidida de información completa, detallada y exhaustiva sobre la desaparición de Claudia Monsalve y la de nuestro padre, así como sobre los demás abusos y violaciones a los derechos humanos en las cuales usted participó o tuvo conocimiento.  

Señor Santoyo: recuerde bien que la impunidad y los remordimientos son compañeros de viaje nocivos para el resto de la vida, mientras que la verdad y la justicia son caminos hacia la paz, la reconciliación y la no repetición. La sociedad colombiana y las familias de las víctimas tenemos derecho a saber lo que pasó, y usted tiene la obligación de contarlo, por su propio bien y el del país.

Confiamos en que, si todavía queda algo de humanidad en usted, sabrá que ha llegado el momento de rendirle cuentas a la justicia, a las víctimas y a la sociedad colombiana. Esperamos que sepa estar a la altura de este momento histórico.

Atentamente:

Esposa e hijos de Ángel Quintero.