Por: Julián Daniel González Escallón en CCJ
El año 2016 aparentemente deja un poco de ansiedad en lo que a democracias se refiere. Victorias populares que han tenido un lenguaje común entre ellas, y que lograron unificar discursos de derecha hasta radicalizarlos. La pregunta parecería ser entonces ¿Qué motiva esta nueva ola de la llamada "alt-right"? Algunos, apuntan que los avances en derechos individuales de los últimos años a nivel mundial han generado un contramovimiento. Un contramovimiento que ha unido muchos intereses de alas conservadoras, y por esta razón, ha logrado apelar a muchos credos conservadores distintos entre ellos. Los voceros de los avances en derechos civiles, señalan que las garantías alcanzadas no deben ser motivo de este tipo de ataque. Son victorias para muchas formas de individualidad que han permanecido en anonimato por un tiempo injusto y deben ser respetadas, reconocidas e incluidas en la comunidad.
En este tipo de debates sobre lo que varias secciones de la comunidad consideran una "buena vida" o una vida digna de ser vivida, suele haber un momento crítico en la discusión: o bien los interlocutores tienen un interés en generar un lenguaje común, que sea capaz de soportar ambas visiones de "buena vida", o bien deciden que no tienen la capacidad de discutir estas visiones y se alejan del intercambio. El segundo escenario puede llevar a la agresión, la violencia y todas las consecuencias que de eso se desprenden. El primer ejercicio puede fallar, pero tiene más probabilidades generar éxito si aprender a debatir dentro de la estructura social y política se trata. Para poder proceder de este modo, es indispensable para la comunidad intentar percibir por un momento cual es el reclamo de su contendor para procurar entender qué tipo de valores defiende y cuáles son las razones que expone para pensar del modo que piensa.
Lo anterior por supuesto no resulta nada sencillo, entre muchas razones porque cada contraparte seguramente cree que sus valores representan lo "bueno" y "deseable" con la misma obcecación que su contendor. Precisamente por esa razón, es importante comprender que nuestro modelo de vida buena es una forma entre muchas. La democracia tiene un mecanismo de conversación basado en el voto, y la forma de forjar convicciones es discutiendo sobre valores, expresados en argumentos. Discutir implica que las partes hacen el esfuerzo sincero de entender los puntos de su contradictor, darles validez, aun si dentro de la visión personal esos valores no son los adecuados.
El ejercicio puede no ser cómodo o fácil, pero la convivencia requiere aprender a vivir entre ideas rivales de lo que "buena vida" o "buenos valores" significan. Dado que hemos tomado la opción política como comunidad de usar este tipo de mecanismo de gobierno, tenemos que poder existir en una diversidad muy amplia, que retará la forma en que vemos el mundo y lo que consideramos correcto. No debemos callar al respecto, pero debe ser posible procurar hacer un esfuerzo por respetar la libertad de todos los miembros de la comunidad: Respetando la libertad ajena, aun contra lo que consideramos bueno o decente incluso, se legitima en buena medida la libertad propia.